El diazepam 地西泮 De xī pàn

Eduard Genís Sol, agosto del 2016

El ‘diazepam’, también conocido como ‘valium’, es un fármaco genérico con propiedades ansiolíticas, relajantes, anticonvulsivas y sedantes. La biomedicina lo utiliza tanto para tratar la ansiedad como los espasmos musculares.

Teniendo en cuenta que el diazepam alivia la ansiedad y la tensión nerviosa, en términos de medicina china lo podemos entender como un remedio que tranquiliza el espíritu (安神药, Ān shén yào).

Recordemos que las alteraciones del espíritu del corazón se polarizan en dos situaciones diferenciadas: un espíritu nublado (神昏, Shén hūn) y un espíritu del corazón inquieto (心神不安, Xīn shén bù ān).

Un espíritu nublado (神昏, Shén hūn) comporta estupor letárgico o una pérdida completa de la conciencia. Para tratarlo, se utilizan los remedios que abren los orificios (开窍药, Kāi qiào yào), tanto en la modalidad de patrones de bloqueo frío (寒闭证, Hán bì zhèng), como en la de patrones de bloqueo caliente (热闭证, Rè bì zhèng).

Por otra parte, un espíritu del corazón inquieto (心神不安, Xīn shén bù ān) se genera cuando la función del corazón de alojar el espíritu está alterada, y para tratar este cuadro se utilizan los remedios que tranquilizan el espíritu (安神药, Ān shén yào). Así, ‘tranquilizar el espíritu’ (安神, Ān shén) es el método de tratamiento (治法, Zhì fǎ) que se lleva a cabo en el caso de una agitación de las actividades mentales y emocionales (神志, Shén zhì) del paciente, con manifestaciones tan dispares como palpitaciones (心悸, Xīn jì), agitación visceral (烦躁, Fán zào) -o histeria-, insomnio (失眠, Shī mián), olvidos (健忘, Jiàn wàng) -o pérdida de la memoria y de la concentración-, o epilepsia (癫痫, Diān xián). Esta agitación puede derivar tanto de patrones de vacío (虚证, zhèng) como de patrones de plenitud (实证, Shí zhèng). En el primer caso, hay que tranquilizar el espíritu nutriéndolo; en el segundo, hay que hacerlo con remedios pesados que lo repriman.

Así, genéricamente, si la intranquilidad del espíritu deriva de cuadros de vacío, es decir, de un espíritu del corazón falto de nutrición (心神失养, Xīn shén shī yǎng), el método de tratamiento básico será el de tranquilizar el espíritu suplementándolo y nutriéndolo (补养安神, Bǔ yǎng ān shén); para ello escogeremos remedios de entre los integrantes del primer subgrupo del grupo de medicamentos que tranquilizan el espíritu (安神药, Ān shén yào), que son los remedios que tranquilizan el espíritu nutriendo el corazón (养心安神药, Yǎng xīn ān shén yào). Se trata de remedios de efectos menos drásticos que los del subgrupo siguiente; son remedios tipo ‘valeriana’, digamos.

Pero si la intranquilidad del espíritu deriva de cuadros de plenitud, se aplica el método de tratamiento de tranquilizar el espíritu reprimiéndolo mediante el peso (重镇安神, Zhòng zhèn ān shén). Una situación de emergencia que conlleva utilizar remedios de entre los catalogados en el grupo de los que tranquilizan el espíritu (安神药, Ān shén yào); pero no sirve cualquiera de ellos, sino que se deben utilizar concretamente aquellos que pertenecen al subgrupo de los remedios pesados que tranquilizan el espíritu (重镇安神药, Zhòng zhèn ān shén yào), completándolo siempre con una movilización de (行气, Xíng qì) y teniendo en cuenta de que se trata de una situación de emergencia, con lo cual, pasada dicha urgencia, se debe proceder a otro tratamiento destinado a regularizar los mecanismos que originaron la coyuntura patológica del paciente. Los remedios pesados que tranquilizan el espíritu son sustancias densas y pesadas, básicamente minerales o conchas, que actúan de forma drástica. Serían ‘sedantes’ desde la óptica biomédica y aquí, justamente aquí, es donde podemos ubicar el diazepam. Podría ser perfectamente uno de ellos.

Así, los remedios pesados que tranquilizan el espíritu son, literalmente, pesados. Su tendencia es descendente y centrípeta, y sirven para enraizar un yáng hiperactivo generado por patrones de plenitud (实证, Shí zhèng) y con tendencia a la agitación y al ascenso patológico, como sucede en cuadros de exuberancia y prosperidad del fuego del corazón (心火亢盛, Xīn huǒ kàng shèng), de mucosidades-fuego hostigando al corazón (痰火扰心, Tán huǒ rǎo xīn), o de mucosidades confundiendo los orificios del corazón  (痰迷心窍, Tán mí xīn qiào). El efecto de los remedios de este subgrupo es rápido y drástico, pero también sintomático, y sólo trata la manifestación, no la raíz de la desarmonía.

Todos ellos sosiegan el espanto y tranquilizan el espíritu (镇惊安神, Zhèn jīng ān shén). Adicionalmente, alguno de ellos calma el hígado y sojuzga el yáng (平肝潜阳, Píng gān qián yáng), otros activan la sangre y transforman la estasis (活血化瘀, Huó xuè huà yū), o bien clarifican el calor y resuelven la toxicidad (清热解毒, Qīng rè jiě dú), entre otras acciones. Pero, como hemos apuntado reiteradamente, estos remedios tratan sólo la manifestación de la desarmonía. Ello significa que, para un tratamiento completo del desorden, en la prescripción que generemos tendremos que asociarlos con otros grupos de remedios que traten la raíz, el origen del mismo. Así:

En caso de un ascenso hiperactivo del yáng del hígado (肝阳上亢, Gān yáng shàng kàng) deberemos añadir a la prescripción remedios que calmen el hígado y sojuzguen el yáng (平肝潜阳药, Píng gān qián yáng yào).

En caso de mucosidades confundiendo los orificios del corazón (痰迷心窍, Tán mí xīn qiào), remedios que transformen las mucosidades (化痰药, Huà tán yào).

En caso de una exuberancia y prosperidad del fuego del corazón (心火亢盛, Xīn huǒ kàng shèng), remedios que drenen el fuego del corazón (泻心火药, Xiè xīn huǒ yào).

En caso de mucosidades-fuego hostigando al corazón (痰火扰心, Tán huǒ rǎo xīn),  remedios que abran los orificios (开窍药, Kāi qiào yào) y remedios que drenen el fuego del corazón (泻心火药, Xiè xīn huǒ yào).

En caso de epilepsia, viento de espanto o manía y retirada, remedios que transformen las mucosidades y abran los orificios (化痰开窍药, Huà tán kāi qiào yào) y remedios que extingan el viento y controlen la tetania (熄风止痉药, Xí fēng zhǐ jìng yào).

¿Sutil? Estamos hablando de medicina china, un marco de intervención en el que constantemente se generan algoritmos adaptados a la coyuntura patológica de cada paciente y dirigidos tanto a la raíz como a las manifestaciones del desorden y que, además, tiene en cuenta la gestald -el todo unificado- del enfermo con el objetivo de no perjudicarle en otros aspectos: no queremos robar a Pepito para pagar a Paquito.

La biomedicina no posee este grado de ingenio ni de lejos y, con ello, al administrar, por ejemplo, diazepam, no tiene en cuenta nada de todo lo que hemos expuesto, sino sólo la inmediatez, el efecto rápido: sedar al paciente sin tener en cuenta ni el tratamiento de la raíz de su enfermedad, ni los otros mecanismos concomitantes que afectan al paciente, ni los efectos secundarios que puedan producirse a partir de esta intervención; sólo cuenta ‘maquillar’ las manifestaciones más evidentes de su problema.

¿Cómo actúa el diazepam?, ¿qué efectos secundarios tiene?, ¿por qué?

Cuando el yáng Qì asciende patológicamente, puede invadir el corazón y, con ello, agitar el espíritu. Si ello se produce habrá, como consecuencia inmediata, una agitación de las actividades mentales y emocionales (神志, Shén zhì) del paciente manifestada en múltiples formas: desasosiego, ansiedad, angustia, síndrome de abstinencia, convulsiones… Ahí es cuando el protocolo biomédico señala la utilización del diazepam. El problema es que éste no moviliza el , sólo hace descender el yáng de forma global y contundente y, al hacerlo, también incluye el descenso del yáng puro. Con el descenso global del yáng, el espíritu del corazón se tranquiliza, sí, pero se desarregla una función importantísima: el ascenso del yáng puro (清阳升, Qīng yáng shēng). Ello se manifiesta mediante una opacidad o una disminución de la conciencia y una inestabilidad tanto de la postura como de la marcha. Otros efectos secundarios que suele producir son vértigos, desmayos, visión borrosa, visión doble, dificultad para hablar, y náuseas que, todos ellos, derivan de un mecanismo común: si el yáng puro no asciende, falta en la parte superior y, si éste escasea, también lo hará la sangre a la que, en condiciones normales, tendría que impulsar. Sin y sin sangre, los órganos sensoriales están en situación de hipofuncionamiento y desarrollan sus funciones a medio gas. En cuanto a las náuseas, recordemos que el ascenso del yáng puro (清阳升, Qīng yáng shēng) y el descenso del yīn turbio (浊阴降, Zhuó yīn jiàng) se complementan como un circuito y tienen lugar de forma simultánea; si uno de ellos se estanca o circula de forma inversa a cómo lo tiene que hacer, si el yáng puro no asciende y el yīn turbio no desciende (清阳不升浊阴不降, Qīng yángshēng, zhuó yīn bù jiàng), se puede generar un atasco en el estómago que provocará que su no pueda descender, con lo cual se producirá un ascenso contracorriente del del estómago (胃气上逆, Wèi qì shàng nì) que explica las náuseas.

Pero hay más: físicamente, cuando cualquier materia o ser vivo son objeto de una gran presión hacia abajo, su tendencia natural los hace deslizarse hacia arriba en cuanto pueden. Exactamente esto puede suceder con el yáng Qì que ha descendido drásticamente tras la ingesta de diazepam. En un momento dado, puede ascender violentamente y producir dolor ocular, glaucoma, propensión a las infecciones con fiebre y dolor de garganta y, paradójicamente, excitación mental aguda, alucinaciones y cólera. Ello es especialmente cierto en aquellos pacientes con una previa sobrepresión del hígado transformada en fuego (肝郁化火, Gān yù huà huǒ) a los que, tras el mecanismo descrito, metafóricamente se les ha echado más leña al fuego.

De todo lo expuesto anteriormente podemos sacar una conclusión: tranquilizar el espíritu reprimiéndolo mediante el peso (重镇安神, Zhòng zhèn ān shén) sin acompañarlo de una movilización de (行气, Xíng qì) y de cualquier otro método de tratamiento (治法, Zhì fǎ) que trate holísticamente la condición particular de cada paciente en su específica coyuntura patológica, puede ser un puto desastre de consecuencias incalculables.

N.B: Un 20% de las camas hospitalarias están ocupadas por yatrogénesis: enfermedades producidas por un uso inadecuado de los medicamentos. Y no olvidemos que para la medicina china la yatrogénesis figura entre las causas ni internas ni externas (不内外因, Bù nèi wài yīn) de las enfermedades.

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