Enfermedades del qì gōng 气功病 Qì gōng bìng

Eduard Genís Sol, julio del 2015

Los manuscritos de Mǎ wáng duī (马王堆) prueban que el gōng existe desde hace por lo menos 2.500 años, y hay que recordar que en el pasado formó parte de una de las ramas de la medicina china. Actualmente, no integra el ‘corpus médico’ de ésta, aunque no por ello podemos dejar de considerar que el qì gōng es una terapia (气功疗法, Qì gōng liáo fǎ) y hay quien lo practica como tal. Minoría absoluta.

Por otra parte, los ejercicios de qì gōng se cultivan en el mundo entero como forma de conservar la salud del cuerpo, del alma y del espíritu y, sobre todo en los últimos años, dicha práctica ha alcanzado un auge considerable tanto en oriente como en occidente.

Conviene no olvidar que existen muchos tipos de qì gōng y que no todos ellos poseen el mismo efecto ni en el cuerpo humano ni en toda la terrestridad al completo: así, por ejemplo, existe el qì gōng en movimiento y el qì gōng en reposo; el qì gōng externo y el qì gōng interno; el qì gōng lento y el qì gōng rápido; el qì gōng pautado y el qì gōng espontáneo, entre otros. Además, a nivel de intenciones, el qì gōng puede practicarse para promover la salud personal, para curar enfermedades y para alcanzar un crecimiento y una evolución espiritual.

Adicionalmente, tampoco debemos olvidar que algunos tipos de qì gōng pueden tener consecuencias negativas a largo plazo si se practican de forma excesiva, de forma errónea, o por parte de aquellas personas a quienes una determinada forma de qì gōng no les conviene en absoluto. Por lo tanto, la práctica del qì gōng también se escapa del concepto de “café para todos”, ya que no hay dos seres humanos idénticos ni con los mismos requerimientos. Ello quiere decir que, antes de empezar a ejercitarlo, es muy importante que el futuro practicante escoja cuidadosamente el tipo de qì gōng que le conviene para alcanzar sus propósitos, el que se corresponda con su edad, salud y constitución y, sobre todo, que lo guie alguien competente, alguien que sepa lo que está haciendo.

En medicina china, el , la mente/espíritu y la respiración están íntimamente relacionados. Tanto es así, que no se contemplan como tres entidades separadas, sino como diferentes aspectos de una misma realidad. Sabemos que el se mueve por el cuerpo coordinado con la respiración y, concretamente, es mediante la respiración que el pulmón difunde y dispersa el ancestral (宗气, Zōng qì) por el resto del organismo. Por otra parte, el término poético que la medicina china adjudica a la conciencia es el del “brillo del espíritu (神明, Shén míng)”, y sabemos que, de hecho, el espíritu (神, Shén) no es más que la acumulación del en el corazón, con lo cual en nuestra mente los pensamientos van y vienen junto con los movimientos de la respiración y, consiguientemente, las alteraciones de esta última se corresponden con variaciones del pensamiento y viceversa. Además, es el el que impulsa los movimientos del cuerpo humano, circunstancia que interrelaciona los movimientos de la mente, la circulación del y los movimientos del cuerpo.

La mayoría de tipos de qì gōng son una combinación bien de posturas estáticas, bien de movimientos físicos que, en uno y otro caso, van coordinados con una respiración específica y con una concentración o visualización concretas. Con ello, parece claro que el qì gōng afecta al flujo del por el cuerpo y, además, teniendo en cuenta que cada estado mental evocado corresponde a una determinada dirección en el movimiento del , un qì gōng erróneo puede producir movimientos inapropiados del por el organismo que, en el peor de los escenarios, pueden derivar en enfermedades mentales/emocionales.

Así, por ejemplo, si desorganizamos el libre fluir del mecanismo del (气机, ) -que consiste en la entrada, la salida, el ascenso y el descenso del en el cuerpo humano- absorbiendo más del que el organismo puede movilizar, o bien concentrándolo y acumulándolo en determinadas zonas del cuerpo, ello conllevará fácilmente un estancamiento del (气滞, Qì zhì). Si este estancamiento perdura, se puede transformar en calor (气滞化热, Qì zhì huà rè), y la tendencia ascendente de éste puede dañar al espíritu del corazón (心神, Xīn shén). Por otra parte, el calor también dañará y consumirá los fluidos yīn, situación que puede conllevar un ascenso hiperactivo del yáng del hígado (肝阳上亢, Gān yáng shàng kàng) y/o un ascenso hiperactivo del fuego ministerial (相火上亢, Xiāng huǒ shàng kàng).

En otro orden de cosas, en caso de un exceso de actividad física y teniendo en cuenta que la actividad es yáng respecto al reposo, dicho yáng puede consumir los fluidos yīn y conducir a una hiperactividad del yáng y a un calor perverso. Asimismo, un exceso de reposo e inactividad -como es el caso en la meditación Zen (坐禅, Zuò chán)- y teniendo en cuenta que la inactividad es yīn respecto al movimiento, ello puede agravar una sobrepresión del hígado con estancamiento del (肝郁气滞, Gān yù qì zhì) y generar o agravar tanto una estasis de sangre (血瘀, Xuè ) como un cuadro de mucosidades-humedad (湿痰, Shī tán), especialmente en un contexto de practicantes frustrados o presos de preocupaciones y ansiedad. En este caso, si conducen el hacia arriba o se concentran en un punto situado en la parte superior del cuerpo, también puede generarse un ascenso hiperactivo del fuego ministerial (相火上亢, Xiāng huǒ shàng kàng). A este mecanismo se le llama el fuego quemando el monasterio Shào Lín (火烧少林寺, Huǒ shāo shào lín sì). Recordemos que este monasterio chino es la cuna del budismo Zen (禅, Chán).

Por lo tanto, hay un riesgo cierto en la práctica inadecuada del qì gōng. Tanto es así, que en la especialidad de neurología y psiquiatría de la medicina china (神经精神科, Shén jīng jīng shén kē) se contemplan las llamadas enfermedades del qì gōng (气功病, Qì gōng bìng) y la literatura médica china describe tres patrones principales derivados de un qì gōng erróneo:

1º) Estancamiento del con estasis de sangre  气滞血瘀  Qì zhì xuè

La constelación de signos que puede presentar este patrón incluye la inestabilidad emocional, los lloros y las risas repentinas, la paranoia, las alucinaciones visuales, los pensamientos delirantes, un dolor corporal generalizado, plenitud y opresión en el pecho y en los flancos, una complexión facial oscura, cefalea, una lengua con máculas moradas y venas sublinguales hinchadas y tortuosas que alcanzan hasta la punta y un pulso de cuerda y rugoso. Todos los signos ‘emocionales’ de este patrón indican claramente el caos que se produce en el mecanismo del (气机, ), caos que, de facto, alcanza a la circulación de la sangre. Si el fluye, la sangre se activa, si el se vuelve caótico la sangre se alborota. A partir de ello, y sangre pierden su armonía y no pueden controlarse mutuamente, materializando a nivel mental la falta de control sobre sí misma de la persona afectada: el estancamiento del con estasis de sangre (气滞血瘀, Qì zhì xuè ) obstruyen los orificios del corazón (心窍, Xīn qiào) y, con ello, la capacidad para un pensamiento claro, dado el hostigamiento del que es objeto el espíritu del corazón (心神, Xīn shén). Todo el resto de signos ‘físicos’ de este patrón no son más que secuelas comunes a un estancamiento del con estasis de sangre: si se estanca, la sangre no se moviliza adecuadamente y la falta de fluidez de ambos hace aparecer el dolor.

2º) Mucosidades-fuego arrasando la parte superior  痰火上扰  Tán huǒ shàng rǎo

 En este caso, el repertorio de signos de este patrón engloba la tensión y la agitación emocional, los movimientos impulsivos, la falta de autocontrol, las mucosidades profusas, la cefalea, la opresión torácica, el sabor amargo en la boca -especialmente en el momento de despertarse por la mañana-, la halitosis, el enrojecimiento de los ojos y de la orina, las deposiciones resecas, una lengua roja con saburra espesa y amarilla y un pulso de cuerda, rápido y resbaladizo.

 En caso de una exuberancia del yáng (propia de la adolescencia, por ejemplo), o de una adicción al alcohol, o de una ingesta reiterada de alimentos grasos, picantes y de difícil digestión, internamente se pueden generar mucosidades-humedad (湿痰, Shī tán) profusas. En esta situación, la práctica del qì gōng puede derivar en un caos en el mecanismo del (气机, ) en lugar de la tranquilidad buscada. Y cuando las mucosidades y el fuego combinan, hostigan internamente al espíritu del corazón, con lo cual el comportamiento de la persona se vuelve caótico, incluyendo la tensión y la agitación emocional, los movimientos impulsivos y la falta de autocontrol. Además, las mucosidades obstruyen el yáng torácico y en esta coyuntura se produce una opresión torácica y, paradójicamente, una generación aun mayor de mucosidades. Por otra parte, el fuego asociado es el responsable tanto del sabor amargo en la boca, como de la halitosis, de la cefalea y del resto de signos que puede presentar este cuadro.

 3º) Vacío del yīn con fuego refulgente  阴虚火旺  Yīn xū huǒ wàng

Los principales signos de este patrón incluyen la depresión mental, las dificultades para pensar, la pérdida de memoria, el soliloquismo, las palpitaciones cardíacas, el miedo y el temor generalizados, las alucinaciones visuales y auditivas, el calor en los cinco corazones (pecho, palmas de las manos y plantas de los pies), la sequedad en la boca y en la garganta, el insomnio, la transpiración nocturna, una lengua roja sin capa y un pulso filiforme y rápido.

Una persona con un vacío del yīn habitual -como es el caso de muchos ancianos, por ejemplo- si practica demasiado qì gōng o un qì gōng erróneo, puede verse afectada por una excesiva tensión psicoemocional. Especialmente, si pretende alcanzar habilidades ‘especiales’ de forma compulsiva la reiteración de esta actitud acaba consumiendo la sangre y la esencia. Si éstas se agotan, al mar de la médula (髓海, Suǐ Hǎi) -es decir, al cerebro- le faltará nutrición, situación que conlleva dificultades para pensar y un decremento de la memoria. Asimismo, el vacío de esencia-sangre también priva de nutrición al espíritu del corazón (心神, Xīn shén), y de ello deriva la depresión mental, el soliloquismo, las palpitaciones cardíacas, el miedo y el temor generalizados y las alucinaciones visuales y auditivas. Finalmente, el vacío del yīn conduce a un fuego vacío flotando hacia arriba (虚火上浮, Xū huǒ shàng fú), lo que explica el resto de signos del patrón: el calor en los cinco corazones, la sequedad en la boca y en la garganta, el insomnio y la transpiración nocturna. La lengua roja sin capa y el pulso filiforme y rápido son propios de un vacío del yīn con calor interno (阴虚内热, Yīn xū nèi rè).

¿Qué hacer si se quiere practicar qì gōng de forma segura?

En primer lugar, el futuro alumno tiene que tener claro qué pretende lograr con esta práctica. A partir de ello, deberá escoger cuidadosamente el tipo de qì gōng que le conviene para alcanzar sus propósitos, el que se corresponda con su edad, salud y constitución y, finalmente, tendrá que encontrar un maestro competente que lo guie, alguien que sepa lo que está haciendo, alguien que pueda aconsejarle globalmente qué ejercicios le convienen y cuáles no, alguien que sepa detectar cualquier anomalía en la práctica tanto de los ejercicios como de sus resultados. Por lo tanto, se trata de una persona con una formación extensa, no sólo en qì gōng, sino también en medicina china/medicina oriental. Y ésta es la parte más delicada: encontrar un maestro competente y no equivocarse con alguien que no sepa lo que está haciendo y que puede dañar más que otra cosa.

¿Qué hacer si se ha contraído una enfermedad del qì gōng?

En cuanto aparezcan los primeros signos, hay que detener la práctica del qì gōng, o bien lograr que ésta sea supervisada, evaluada y modificada por un maestro competente. Si los signos persisten, recomendamos, en primer lugar, no acudir a un psiquiatra convencional. Desde nuestra perspectiva y experiencia clínica, son nulos o, peor aún, generadores directamente de patologías derivadas de yatrogénesis (enfermedades inducidas por el uso inadecuado de medicamentos). A continuación, recomendamos la ayuda de un médico de medicina china, preferentemente un especialista en neurología y psiquiatría de la medicina china (神经精神科, Shén jīng jīng shén kē) o, en su defecto, un especialista en la medicina interna de la medicina china (内科, Nèi kē), y medicina interna significa medicina herbal (中药, Zhōng yào). Será él quien le restaure la armonía.

¿Cómo distinguir un practicante de medicina china serio de un charlatán?

Distinguir entre alguien con formación y un impostor es simple: el primero utilizará una prescripción personalizada, inédita y dirigida a la condición del paciente, adaptará la prescripción al paciente. El segundo, en cambio, le recomendará una fórmula fija (que la industria china produce para el autoconsumo y que ningún médico en China prescribiría salvo contadas y justificadas situaciones de emergencia) y adaptará el paciente a una prescripción que ni siquiera es suya. Adicionalmente, recomendamos no dejarse seducir por fama, títulos y leyendas urbanas. Personalmente, conocemos a un montón de famosos ignorantes empapelados hasta las orejeras.

Y recuerden, todos nosotros somos parecidos, pero no idénticos. La apariencia es sólo externa, pero los mecanismos internos en juego difieren notablemente. Hay que tenerlo en cuenta.

En otro orden de cosas, queremos manifestar expresamente que para nada somos contrarios a la práctica del qì gōng. Contrariamente, lo encontramos maravilloso y una ayuda genial para transitar por la vida. En el presente artículo, nos hemos limitado a exponer desde la óptica de la medicina china cuáles son los peligros de una práctica errónea y cuáles son las soluciones. Finalmente, también estamos en disposición de recomendar maestros de qì gōng fiables ubicados en nuestras coordenadas naturales: la provincia de Girona, en Catalunya y la región de París, en Francia. Si alguien desea dicha información, no tiene más que escribirnos.

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